Las casas de Juana

En una de sus casas fluye como ella dice su pasión por la astrología. La otra es una fiesta de palabras para los sentidos. Pero tendrá más casas Juana.

En todo caso, en cualquiera de ellas siempre encuentro luz. Ahora que lo pienso, será por eso que la llamo "solcito".

Y porque nunca se le nota el malhumor, ni los bajones, que los tendrá. Sí se le nota el amor por lo que hace y las ganas de sacar lo mejor de cada uno.

Por eso Juani es sabia pero también es savia. Ella fue la primera que dijo "queremos bloweblo..." y aquí estamos.

No conozco ni su cara (bueno, por fotos sí) ni su voz, pero no importa, ya llegará. En cambio, conozco su generosidad, su capacidad de dar amor y de poner con sabiduría las cosas en su lugar. Y no hace falta más. A la buena gente se la reconoce enseguida.






Así que, "Feliz cumple,giralunera" y mucho amor para este año, porque es lo mejor que nos puede pasar.

Freddie

El

Qué oportunista hacer un post justo el día del aniversario de su muerte. Vale. No me importa. Lo hago porque me sigue conmoviendo, porque lo mejor que alguien puede dejarnos es un buen recuerdo.

Y puede que le siga dedicando posts porque sí, porque me da la gana, sin importar la fecha.

Entonces esto no es más que un pequeño "gracias".


Foto: Flickr - Dani Valente



dijo: "Siempre quise ser una estrella y ahora parece que el resto del mundo está de acuerdo conmigo".

y más



su voz




y la letra

contame un cuento





A Leo Maslíah lo escucho y lo "leo" desde hace mucho. Y me hace muchísima gracia. También me despierta admiración porque hay que saber contar. A veces es más importante el "qué" y a veces el "cómo". Este es un ejemplo de la segunda opción.

La tortuga

Salí a caminar porque me sentía solo y el tedio me abrumaba. Afuera el sol resplandecía. Las nubes también pero más oscuros. Llegué al parque y me llené los bronquios de aire pura. Los ojos de los árboles se movían a impulso de una brisa fresca y delicado que hacía tintinear además los esqueletos de algunos insectos muertas contra fragmentos de botellas rotos. Me acerqué al lago y vi que una tortuga trataba de avanzar por el barro pugnando por llegar hasta el agua. No la dejé. Su caparazón era duro y su semblante inteligente y serena. Me la llevé para casa, a fin de paliar mi soledad. Cuando llegamos la puse en la bañera y me fui a buscar en la biblioteca un libro de cuentas para leerle. Ella escuchó atento, interrumpiéndome de vez en cuando para pedirme que repitiera alguna frase que le hubiese parecido especialmente hermoso. Luego me dio a entender que tenía hombre y ya me fui nuevamente al lago a buscar alga que le resultara apetecible. Recogí pasto y una planta de ojos verdes oscuras. También junté algún hormiga, por si acaso. De nuevo en casa, fui a llevar las cosas al baño, pero el tortuga no estaba allí. Lo busqué por todas partes, en el ropero, la refrigeradora, entre los sábanos, alfombras, vajillo, estantes, pero no hubo casa, no lo encontré. Entonces me vinieron deseos de ir al baño y los hice, pero cuando tirábamos la cadena comprobaste que el inodoro estaba tapada. Se les ocurrió entonces que the tortuga podía haberse metida allí. ¿Cómo rescatarlos? Salí de casa y caminé hasta encontrar una alcantarilla. Levantéi la tapa y me metisteis ahí. No habían luces. Caminéi. Los pies se me mojarán. Una rata morderói. Yo seguéi. "¡Tortuguéi, tortuguéi!", gritéi. Nodie contestoy. Avancex. Olor del agua no ser como la del lago. "¡Tortugúy, vini morf papit!", insistiti. Ningún resultoti. Expedición fútil.

Salí del cantarillo y en casa me limpí y me preparó cafés. Lo tomés a sorbo corta, mirondo televicián. En sópito ¿qué vemos in pantalla? Tortugot. "¿Cómo foi a parar alá?", le preguntete. Y ella dijome ofri con dichosa contestaçao: "No por Allah: Budapest. Corolarius mediambienst cardinal e input fosforest". A la que je la contesté "bon, but mut canalis et adeus, Manuelita".

"¡Nai, nai!", dictio tort, "eu program mostaza interesting".

"Demostric", pidulare.

Tons turtug bailó, candó, concertare, crobacía y magiares, asta que yo poli me zzz.

© Ediciones de la Flor